
En el ámbito de la política democrática, la opinión pública juega un papel crucial. Sin embargo, como señala el periodista Walter Lippman en su clásico libro de 1921, "Public Opinion", nuestras opiniones no responden al mundo tal como es, sino al mundo tal como creemos que es. Este fenómeno es evidente tanto en contextos históricos como en eventos recientes, destacando la importancia de la percepción y la información en la formación de opiniones públicas.
La Percepción vs. la Realidad
Lippman ilustra cómo, en tiempos antiguos, la creencia de que la tierra era plana influía en el comportamiento de los marineros, quienes evitaban alejarse demasiado de la costa por miedo a caer por el borde del mundo. Este tipo de percepción errónea no es diferente a lo que sucede hoy en día. Por ejemplo, antes de la invasión de Irak en 2003, muchas encuestas mostraban que la mayoría de los estadounidenses creía erróneamente que Irak estaba aliado con al-Qaeda, el grupo terrorista responsable de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Esta creencia equivocada aumentó significativamente el apoyo a la invasión entre quienes la sostenían.
Nivel de Información de los Ciudadanos
Numerosas encuestas a lo largo de ocho décadas han demostrado que el nivel general de información política entre los ciudadanos es bajo. Aunque siempre hay excepciones de individuos bien informados, estos no representan la norma. Este hecho plantea una pregunta crucial: ¿Es la opinión pública una guía confiable para la acción política?
Para algunos observadores como Lippman, esto significa que la opinión pública no debe tomarse demasiado en serio al formular políticas. No sugiere que los funcionarios deban ignorarla, pero sí que deberían tratarla con cautela. Otros, como el politólogo Sam Popkin, interpretan la evidencia de manera diferente. Popkin argumenta que los ciudadanos se comportan de manera bastante racional, reconociendo que su opinión es solo una entre millones. Por lo tanto, dedican su tiempo a los temas que los afectan directamente y utilizan atajos informativos, como la identificación partidaria, para guiar sus decisiones.
Atajos Informativos y Opiniones Sensatas
Popkin concluye que, en la mayoría de los casos, los ciudadanos toman decisiones sensatas en el contexto de sus propios intereses, incluso si no están profundamente informados sobre todos los asuntos. Sin embargo, casos excepcionales como el apoyo a la invasión de Irak, basado en percepciones erróneas, plantean dudas sobre la suficiencia de estos atajos informativos.
El Desafío de la Opinión Pública Informada
El desafío principal que enfrentan las teorías de la opinión pública es cómo reconciliar el deseo de que la opinión pública cuente con la necesidad de que esté informada. Este dilema es fundamental para el funcionamiento de una democracia efectiva. Queremos que la voz del pueblo tenga peso en las decisiones políticas, pero también queremos que esa voz esté basada en información precisa y veraz.
Conclusión
La relación entre la percepción pública y la realidad es un tema complejo y vital en la democracia. Mientras continuamos explorando cómo se forman y cambian las opiniones públicas, es esencial encontrar formas de mejorar la educación y la información de los ciudadanos. Solo así podremos asegurar que la opinión pública sea una guía confiable y valiosa para la acción política.
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